14 años después de la revelación del NSU: una sombra sobre Mecklemburgo-Pomerania Occidental
El artículo destaca el papel de Mecklemburgo-Pomerania Occidental en el complejo NSU y los crímenes por motivos raciales de la red.

14 años después de la revelación del NSU: una sombra sobre Mecklemburgo-Pomerania Occidental
El 4 de noviembre de 2025 recordaremos uno de los períodos más oscuros de la historia alemana: hace exactamente 14 años, la clandestinidad nacionalsocialista (NSU) quedó al descubierto. Este grupo terrorista de extrema derecha fue responsable de una serie de asesinatos por motivos raciales entre 2000 y 2007 que dejaron diez personas muertas, en su mayoría de etnia turca y un ciudadano griego. Entre ellos también se encontraba la policía alemana Michèle Kiesewetter. Los asesinatos se llevaron a cabo a quemarropa con una pistola con silenciador y reflejan un enfoque a sangre fría que desconcertó a las autoridades durante años.
Esto incluyó el asesinato de Mehmet Turgut en 2004, que fue el único asesinato en Alemania Oriental y tuvo lugar en invierno. Curiosamente, este caso fue el único en el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde el trío central del NSU se sintió como en casa. Este grupo formado por Uwe Mundlos, Uwe Böhnhardt y Beate Zschäpe contaba con una extensa red que, según estimaciones, contaba con hasta 200 personas informadas y simpatizantes. La policía investigó inicialmente el entorno de las víctimas, pero descartó motivos racistas y sospechó que detrás de los crímenes estaba el crimen organizado extranjero.
Una red compleja
A pesar de sus asesinatos, la NSU pudo operar sin ser detectada hasta su autodescubrimiento el 4 de noviembre de 2011. Esto demuestra una vez más el fracaso de las autoridades de seguridad alemanas. Si bien la policía utilizó pistas falsas durante mucho tiempo, los perpetradores quedaron atrapados en su ideología neonazi. La NSU fue responsable no sólo de los diez asesinatos, sino también de otros intentos de asesinato, atentados con bombas y robos a bancos. El grupo financió sus acciones y apoyó a organizaciones neonazis con robos, como el de Stralsund, donde se robaron grandes sumas de dinero.
Sin embargo, la implicación de la NSU es más profunda. David Petereit, editor de la revista neonazi “Der Weiße Wolf”, también participó en otros proyectos de extrema derecha. Se dice que creó un CD del NSU/NSDAP que contenía 15.000 imágenes de extrema derecha y ahora es miembro del parlamento local por el partido “Die Heimat”. Estas conexiones han llevado a muchos a dudar de la eficacia de las autoridades de seguridad alemanas y hay indicios de una posible colaboración con la Oficina Federal para la Protección de la Constitución.
Reacciones sociales y agravios
Los asesinatos a menudo fueron descartados por los medios de comunicación como “asesinatos de kebab”, lo que sólo aumentó la deshumanización de las víctimas. También hubo graves acusaciones contra la policía bávara por mostrar racismo en sus investigaciones. Las familias de las víctimas incluso presentaron un informe ante las Naciones Unidas para llamar la atención sobre estas injusticias. Además, en 2019, la Oficina para la Protección de la Constitución reveló que alrededor de 13.000 personas en Alemania fueron clasificadas como extremistas de derecha y 21.290 delitos fueron clasificados como “delitos por motivos políticos – de derecha”. Para muchos, esto representa una amenaza a nuestro orden democrático básico.
La naturaleza explosiva de la cuestión NSU continúa hasta el día de hoy. El extremismo de derecha sigue siendo un problema social importante, como lo demostraron recientemente las protestas contra el COVID-19, en las que también participaron miembros de extrema derecha. Como sociedad, debemos preguntarnos cómo podemos abordar este fenómeno y garantizar que no se repitan los capítulos oscuros del pasado.
En un mundo donde las ideologías de extrema derecha crecen en las sombras, es crucial estar alerta y dar voz a las víctimas. Cada año el 4 de noviembre recordamos a las víctimas y recordamos la responsabilidad que tenemos como sociedad.