Crisis climática en los tribunales: juicios contra activistas de la última generación”

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El 3 de julio de 2025 está previsto que se celebre en el tribunal de Chemnitz un juicio contra miembros del movimiento climático “Última Generación”, acusados ​​de coerción mediante bloqueos de carreteras.

Am 3. Juli 2025 steht im Chemnitzer Gericht ein Prozess gegen Mitglieder der Klimabewegung „Letzte Generation“ an, die wegen Nötigung durch Straßenblockaden angeklagt sind.
El 3 de julio de 2025 está previsto que se celebre en el tribunal de Chemnitz un juicio contra miembros del movimiento climático “Última Generación”, acusados ​​de coerción mediante bloqueos de carreteras.

Crisis climática en los tribunales: juicios contra activistas de la última generación”

El movimiento climático de la “Última Generación” vuelve a ser el centro del debate público en Chemnitz. En el día más caluroso del año, con temperaturas que alcanzan los 35 grados centígrados, hoy comienza un juicio contra tres de sus miembros. Se les acusa de coacción debido a un bloqueo de carreteras en julio de 2023 que provocó enormes retrasos en el tráfico. Así lo informa Prensa Libre y señala que la negociación plantea dimensiones no sólo jurídicas sino también sociales.

Ya se habían producido procedimientos similares anteriormente, como confirmó el Tribunal de Apelación de Berlín. Allí, un activista que participó en un bloqueo de carreteras en febrero de 2022 fue condenado por coacción. El tribunal redujo la multa a 600 euros, lo que desató un apasionante debate sobre hasta qué punto estos bloqueos pueden considerarse coacción. Se destacó que las circunstancias como la duración, el alcance y los motivos de los manifestantes son cruciales. Estas cuestiones también se debaten en Chemnitz y tendrán una influencia significativa en el veredicto. Nuestros compañeros de Deutschlandfunk le proporcionarán más información al respecto.

¿Hasta dónde puede llegar la desobediencia civil? Ésta es una cuestión central que concierne no sólo a los abogados, sino también al público en general. Los activistas del movimiento climático están convencidos de su obligación moral de actuar, incluso si hacerlo los coloca en el ámbito de lo ilegal. Sobre la mesa está la discusión sobre las definiciones de desobediencia civil, que Jürgen Habermas describe como protesta pública moralmente justificada, y las opiniones de Howard Zinn y John Rawls, que representan diferentes perspectivas sobre los medios necesarios en la lucha política. Entonces, cuáles son las formas legítimas de protesta siguen siendo controvertidas, especialmente en un contexto ecológico donde la presión para un cambio inmediato está aumentando. Además, los críticos dicen que la desobediencia civil también se ha utilizado indebidamente en el pasado para causas políticamente cuestionables. La contribución de la Clínica del Clima lo deja claro.

El mensaje básico en la disputa sobre los objetivos climáticos es claro: en opinión de muchos activistas, la desobediencia civil es necesaria para dejar clara la urgencia de la crisis climática. Sin embargo, cabe señalar que la no violencia no siempre está garantizada, mientras que los daños a la propiedad en el contexto de los manifestantes siguen siendo controvertidos. La desobediencia civil debe verse como una especie de híbrido en el sistema político, al mismo tiempo punible y potencialmente legítima como medio de promover el debate público.

En Chemnitz las cosas siguen siendo apasionantes, donde no sólo se emiten juicios, sino que también se ponen a prueba las normas y valores sociales. El juicio no será sólo una disputa legal, sino también un indicador de cómo nosotros, como sociedad, queremos afrontar los desafíos del cambio climático. Que prevalezcan al final los argumentos de la fiscalía o los de la defensa podría marcar la pauta para futuras formas de protesta y su evaluación jurídica.