Festival en Jamel: ¡Se intensifica el conflicto entre los organizadores y el distrito!
Conflictos por el festival “Jamel rocks the forester” en el noroeste de Mecklemburgo: autoridades, organizadores y extremismo de derecha afectados.

Festival en Jamel: ¡Se intensifica el conflicto entre los organizadores y el distrito!
El fin de semana pasado, el pequeño pueblo de Jamel en Mecklemburgo-Pomerania Occidental se transformó una vez más en el centro del contramovimiento creativo contra el extremismo de derecha. Se celebró el festival "Jamel rocks the forester" y, según la policía, transcurrió "tan tranquilo como se esperaba". Pero detrás de escena había muchas cosas hirviendo. Los conflictos entre el distrito de Nordwestmecklenburg y los organizadores se prolongaron durante varios meses después de que no se aceptara una decisión del Tribunal Administrativo de Schwerin, lo que desembocó en un litigio.
Birgit Lohmeyer, una de las organizadoras, habló claramente y calificó el comportamiento de las autoridades de "escandaloso" y de "táctica de prevención". También los músicos del conocido grupo Toten Hosen se manifestaron en las barricadas. Acusaron al administrador del distrito Tino Schomann y a la CDU del distrito de cooperar con los neonazis. Esto muestra una profunda desconfianza entre los partidos y una clara brecha en la percepción política y social.
La disputa por el festival
El festival, que pretende ser una declaración política contra las tendencias de extrema derecha, es el centro de un acalorado debate. No sólo cuenta con el apoyo de eventos en el pueblo natal de los Lohmeyer, sino también de un amplio público de toda Alemania. No se debe subestimar el motivo para abogar por la coexistencia pacífica: Jamel ha sido blanco de ataques de extremistas de derecha en el pasado como un “pueblo modelo nacionalsocialista”.
Antes del festival, las autoridades locales exigieron un arrendamiento de 8.000 euros por el uso del espacio e impusieron grandes requisitos, como la prohibición de botellas de vidrio y un mayor número de azafatas. A pesar de estos desafíos, la naturaleza política del festival se mantuvo en primer plano y se registró como una reunión política para poder utilizar el espacio de forma gratuita.
Apoyo político y controversia
El conflicto encontró eco en los círculos políticos: la ministra de Justicia, Jacqueline Bernhardt (Die Linke), pidió respeto al Estado de derecho y cooperación contra la extrema derecha. Esto provocó un apoyo masivo a los organizadores por parte de la representación estatal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental en Berlín, que criticó las exigencias burocráticas como inapropiadas. La reacción fue una acalorada discusión con la dirección estatal de la CDU y el grupo parlamentario estatal AfD, que consideraron que las declaraciones de la representación estatal eran inapropiadas y un incumplimiento del requisito de neutralidad.
El administrador del distrito, Tino Schomann, rechazó las acusaciones de los organizadores y de Toten Hosen como falsas y entendió la discusión como un descrédito de las medidas estatales. La asociación distrital de la CDU expresó su solidaridad con Schomann en las redes sociales y criticó duramente a los organizadores, quienes, en su opinión, utilizaron trucos legales.
Una mirada al futuro
El extremismo de derecha sigue siendo una amenaza constante para la democracia en Alemania. Los acontecimientos en Jamel muestran cómo existe este bloque social en el camino hacia la educación sobre los desafíos relacionados con el extremismo de derecha y la defensa contra los esfuerzos extremistas. Existe un enorme potencial para las ideologías de extrema derecha, como lo ha demostrado en los últimos años la creciente hostilidad contra los Lohmeyer, que han estado activos contra la derecha desde 2004.
La misión del festival es combatir activamente estas ideas y servir como plataforma para mensajes políticos. El Premio de la Paz de Aquisgrán, que los Lohmeyer recibieron en 2025, es una prueba más de su compromiso con este importante tema. Queda por ver cómo continuarán las tensiones políticas y sociales en torno al festival.
En este sentido, la voluntad de la sociedad de defenderse contra las tendencias extremistas juega un papel central. Sólo juntos podremos afrontar los desafíos del extremismo de derecha y forjar un futuro pacífico para todos.